Cada día Padre Dios nos enseña a trabajar, a compartir, a celebrar a ser críticos y justos en todo lo realizamos para construir nuestro Reino. Es al menos lo que intentamos “los del Junior”.A mediados de Julio, del 12 al 15, celebramos la asamblea final de curso, de niños y niñas. Fue en “El Garañón” y éramos unas 60 personas, más niños que educas, claro. Tuvimos bastante trabajito, pero hay que decir que nos lo pasamos genial.
Nuestro trabajo consistió en la revisión del curso (objetivos, medios, lagunas, etc). Preparamos unas cositas que nos mandaron nuestros compañeros de Madrid, sobre el E.G.N. (Encuentro General de niños y niñas) que se celebra el próximo curso.
Vimos unos criterios y unas normas para la asistencia de los niños y niñas al encuentro. Después del trabajito, siempre alternábamos nuestros juegos, bailes, compartimos alegrías y aprendimos mucho en los talleres.
Tuvimos un rastreo, hicimos senderísmo y practicamos escalada, tanto niños y niñas, como educas. “Toda una experiencia”.
Como en todos nuestras asambleas celebramos juntos y con Padre Dios el encuentro. Manolo, nuestro conciliario, nos hizo preparar una celebración muy gastronómica, a parte de divertida y en donde todos participamos.
Hubieron algunos momentos de tristeza, pues algunas niñas, terminaron el proceso del Junior. Pero a su vez entraron otros niños y niñas al Mvto. Bueno, así es la vida como un relevo donde “el testigo” es la presencia y la palabra de Dios a través de los niños y niñas. En ellos está el Reino.Responsable de Tarea de niños y niñas de la Diócesis de Canarias.
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