miércoles, mayo 16, 2007

COMUNICADO PRIMERAS COMUNIONES


Todos los años, por el mes de mayo, nuestras iglesias se llenan los domingos de niñas vestidas de novia y niños vestidos de marineros o de pequeños novios. Son las Primeras Comuniones. Durante dos o tres años los niños y niñas han estado preparándose con la catequesis parroquial o familiar para este gran acontecimiento cristiano. En teoría. Porque aunque la Primera Comunión es un paso fundamental dentro de la iniciación cristiana que nos introduce en una vida de fe personal, consciente y coherente. En la práctica, para una gran parte de estos niños, la Primera Comunión es también la última o el inicio de una progresiva y rápida separación de la comunidad cristiana a la que han estado ligados durante el periodo de catequesis preparatoria a su comunión.

Ante este hecho, los educadores y educadoras del Movimiento Junior de Acción Católica, queremos reconocer algunos avances, indicar algunas lagunas y proponer algunas pistas de actuación.

CONSTATAMOS ALGUNOS AVANCES:

  • El enorme despliegue de trabajo realizado por las Comunidades Parroquiales, con un grupo de catequistas dedicados con generosidad a su tarea, junto con sus sacerdotes.
  • La gran preocupación de las diócesis que, en muchos casos, han desarrollado planes de iniciación cristiana que amplían la preparación de la Primera Comunión.
  • La postura de algunos padres sinceramente cristianos y preocupados por el futuro eclesial de sus hijos.

    LAMENTAMOS CIERTAS LAGUNAS:
  • La actitud de una mayoría de padres y madres que traen a sus hijos a la catequesis y a la celebración de la Primera Comunión por mera inercia social y dejan de lado el sentido religioso, que es lo esencial.
  • El gasto excesivo que se produce en torno a la celebración en la que, como cristianos, deberíamos expresar la fraternidad y la fundamental igualdad de todos los hijos de Dios.
  • La mentalidad de padres y madres que no tienen intención de continuar en la comunidad parroquial tras la primera comunión.
  • El envejecimiento de los catequistas, o su falta de implicación eclesial más allá de la tarea de la catequesis.
  • El desarrollo de una catequesis que insiste en los aspectos doctrinales y de conocimiento, pero no incide en los comportamientos, en la vida y en la actitud personal y cristiana de niños y niñas.
  • El desconcierto de los responsables parroquiales y diocesanos ante el escaso resultado pastoral, por no hablar de fracaso, que esta situación supone para la catequesis de Primera Comunión.

    DESDE EL MOVIMIENTO JUNIOR DE A.C. PROPONEMOS ALGUNAS PISTAS DE ACTUACIÓN
  • La Iglesia debe seguir avanzando en un replanteamiento de esta actividad pastoral, con mayor conciencia de la situación, y una actitud decidida para que las primeras comuniones sean un acontecimiento verdaderamente eclesial.
  • Hay que ir incidiendo e insistiendo en la formación de los padres y madres de los niños que están en la catequesis de Primera Comunión.
  • Debe transmitirse la idea de que la Primera Comunión no es una tradición cultural ni un acto social, sino un acontecimiento creyente, cristiano y eclesial, insistiendo en la vivencia cristiana auténtica.
  • El compromiso de continuidad de los niños y niñas en su proceso de iniciación cristiana, de pertenencia eclesial y de participación sacramental más allá de la Primera Comunión debe estar presente desde el inicio de la catequesis.
  • El Movimiento Junior de AC es un instrumento idóneo para esta continuidad, sin pretender tener la exclusiva en esta edad posterior a la Primera Comunión, pero sí que ha de ser tenido en cuenta, junto con otras alternativas de catequesis y de pastoral infantil.

    Los educadores y educadoras
    Movimiento Junior A.C.

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